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martes, 30 de julio de 2013

QUEENS OF THE STONE AGE - ...LIKE CLOCKWORK (2013)

La banda comandada por Josh Homme se tomo seis largos años para editar material nuevo, pero el sucesor de Era Vulgaris (2007) ya esta entre nosotros.
La agrupación californiana siempre se destacó por la potencia de sus canciones, con demoledores riffs de guitarras y una propuesta como el mismo Homme definió de rock n’ roll sexy, por sus filas pasaron colaboradores de alto calibre desde Mark Lanegan aportando su rabiosa guitarra y hasta el mismísimo Dave Grohl participó sumando sus característicos golpes de tambores - algo que también hace en este nuevo disco-, en el cual participan tres bateristas distintos, además de Grohl son de la partida, el batero original del grupo Joey Castillo y el ex Mars Volta Jon Theodore. Esta nueva alineación de Queens of the Sotene Age se conforma con Troy Van Leeuwen en guitarras, Dean Fertita en guitarras y teclados y Michael Shuman en bajo, pero el que dirige toda la orquesta es Homme y eso no se discute.
Este nuevo trabajo se caracteriza por contener una lírica más nostálgica y melancólica en las canciones, mostrando el costado mas dark de la banda, ya no todo es guitarras desbordantes y estruendosas, ese “bajar los decibeles” sea quizás lo que sus fans más acérrimos podrán criticar de esta nueva obra.
Indudablemente es el disco mas maduro del grupo y el mas trabajado desde la producción, pero también hay que decir que no está a la altura de los clásicos de la banda como Rated R (2000) o Songs For The Deaf (2002) pero es un trabajo que se disfruta porque contiene realmente muy buenas canciones, trabajadas con muchísimo detalle hasta el perfeccionismo. Desde el arranque con “Keep Your Eyes Peeled” nos envuelve una encantadora oscuridad, muy palpable en la agrietada voz de Homme, los puntos más altos llegan con la blusera “Smooth Sailing”, la arrolladora “I Sat By The Ocean” y la rutera “If I Had A Tail”.
Una de las cosas que también sorprende es, la cantidad de invitados que pululan durante todo el transcurso del disco, como también así la variedad de los mismos, Jake Shears de Scissor Sisters, Alex Turner de Arctic Monkeys, Trent Reznor y Sir Elton John también aporta lo suyo. Lo que demuestra que Josh Homme no tiene ningún tipo de prejuicios a la hora de amalgamar su rock denso y psicodélico con melodías casi pop que se pueden colar en cualquier radio, este es un trabajo para escuchar en detalle y no perdernos de la sutileza que nos propone en cada arreglo, dejarnos sorprender por la sonoridad de algunos pianos y sintetizadores envueltos entre las marañas de guitarras distorsionadas. Para aquellos que esperaban un disco de rock desenfrenado se van a sentir un poco decepcionados, pero bienvenido sea el cambio con propuestas un poco mas arriesgadas que nos hacen parar la oreja y estar un poco mas atento a lo que sucede, ¿o acaso el rock no es sinónimo de cambio y transgresión?
Lean Ruano.-

MILES KANE - DON’T FORGET WHO YOU ARE (2013)

Segundo trabajo como solista para Miles Kane, el líder de The Rascals, banda con la que lanzo un solo disco en 2008 titulado Rascalize. Aquel trabajo no hizo mucha mella en el rock británico pero, si le sirvió para conocer a Alex Turner el geniecillo comandante de los Arctic Monkeys y juntos darle vida a The Last Shadow Puppets, una propuesta de pop barroco con influencias claras de Scott Walker y David Bowie, el disco contenía hermosas canciones y llamo la atención de quienes aun no conocíamos a este Paul McCartney del nuevo milenio (su parecido físico es realmente sorprendente) y su talento a la hora de componer también.
Luego llego el momento de demostrar y demostrarse a si mismo que su idoneidad compositiva podía plasmarse con nombre y apellido, así fue que en el año 2011 llego su primer disco solista Colour Of The Trap, con el visto bueno de Noel Gallagher su padrino artístico, Kane inició de buena forma su camino de cantautor con nombre propio.
Este nuevo trabajo nos muestra a un Kane más maduro, ya con 27 años se lo nota mas aplomado y seguro de sí mismo. El combo de 11 canciones que componen Don’t Forget Who You Are es más compacto que el de su antecesor, está claro que el genero que transita el músico británico no tiene mucho margen para inventar nada nuevo, ya que, las influencias son claras y siempre estuvieron a la vista desde The Beatles a The Jam pasando por The Who y los Kinks, pero de todas formas las canciones suenas frescas y de muy buena forma con guitarras afiladas y momentos de altísimo nivel como en “You’re Gonna Get It” compuesta junto a Paul Weller, uno de sus ídolos en la adolescencia e icono del rock ingles sin lugar a dudas, quien también suma su piano en “Fire In My Heart” una balada con cierto aire al Oasis de los buenos tiempos, su participación es un verdadero lujo para este trabajo, “Give Up” el primer corte y “Tonight” son dos canciones rápidas y precisas, donde el músico ingles da en el blanco, acertando melodías perfectamente delineadas y arreglos inspirados.
La producción recae sobre el ex The Lightning Seeds, Ian Broudie quien le aporta un sonido con aroma a glam rock setentero que perfuma todo el álbum.
Miles Kane ya deja de ser una promesa del rock británico para transformase en el presente y futuro del mismo, desplegando todo su talento como autor de verdaderas gemas pop/rock de alto vuelo.
Lean Ruano.-

TARDE DE CINE ROCK EN EL FESTIVAL CIUDAD EMERGENTE…

Siempre es muy bueno ver un Rockumental, y si es más de uno, ¡mejor! Bueno, el 20 de junio pasado, en el marco del Festival Ciudad Emergente, fui a ver dos filmes que parecían muy interesantes per se: Le Noise y Glastonbury. El problema de ir a estos festivales es la enorme cantidad de personas que concurren, y aún más si es un feriado. En el caso de Ciudad Emergente, año a año el público asistente al Festival aumenta en forma sostenida. Y esta última edición, la sexta de su historia, no fue la excepción. Gente y más gente por todos lados. No es que uno tenga fobia social pero… Ok, son las tres de la tarde y ya estoy listo para ver el primero de esta función en continuado: Le Noise, un mini documental sobre el álbum homónimo de Neil Young, editado en 2010. En esta obra minimalista y difícil –producida por Daniel Lanois- el histórico cantautor canadiense, tocando en soledad, elabora un repertorio de canciones ruidosas y molestas que dan cuenta de porque es llamado el "Padrino" del grunge

Y eso es lo que se muestra en esta película, filmada en un prístino blanco y negro: la interpretación imperturbable de las ocho canciones del disco, nada más y nada menos. Algunos números son más placidos que otros –en especial los temas acústicos-, pero la mayor parte de este repertorio es rockero y muy experimental. Algo que puede resultar poco digerible para un público no fanatizado con la obra de Young. Y el documental está a tono con las canciones interpretadas, con una cámara que no se queda fija jamás –volando cual moscardón molesto-, centrando su atención en innumerables planos cortos del compositor, en sus gestos y su mirada a la nada. Sin dudas, un tour de force no apto para espíritus sensibles y poco salvajes. Esto quedó en evidencia con la retirada masiva del público, en forma paulatina a lo largo de la función, hasta que al final del film tan solo quedaban un par de estoicos espectadores.
Una vez concluido el filme sobre el disco de Neil Young, corro apresurado para llegar a tiempo a la proyección del siguiente documental. Nada menos que Glastonbury, dirigido por el inglés Julien Temple (The Great Rock 'n' Roll Swindle, Absolute Beginners, The Filth and the Fury, Joe Strummer: The Future Is Unwritten), y producido por la BBC. Esta película repasa lo más destacado de los primeros 35 años (el período 1970-2005) del histórico Festival homónimo de rock llevado a cabo en el Valle de Somerset, Inglaterra. Aunque ésta haya sido la tercera película de la historia dedicada al evento, se diferencia de los filmes anteriores por su trama fragmentaria, que salta del presente del relato a los comienzos de los ´70, y viceversa, por medio del uso del flashback, dando cuenta del carácter transgresor, excesivo, loco y libre del Festival, a lo largo de las diferentes ediciones. Desde sus comienzos, vinculados al blues-rock y el hipismo, hasta llegar a las múltiples tribus rockeras y los sonidos electrónicos de los primeros años del Siglo XXI.
Porque si hay algo que se deja muy en claro en Glastonbury es que si algo no perdió jamás este histórico festival, fue su carácter desenfrenado y esa oportunidad única de, por unos días, olvidarse del resto del mundo, sumergiéndose en una locura freak imparable, como si este fuera el último remanente de los ideales utópicos y comunitarios de la contracultura de los ´60 y ´70.
Si bien utiliza material de archivo -con imágenes de las diferentes ediciones de los años ´70 y ´80- Temple centra la mayor parte de su relato en las ediciones del período 2002 - 2005, con ráfagas de actuaciones en vivo de John Cage, The Libertines, Massive Attack, Primal Scream, Blur, Morrisey, Radiohead o David Bowie, entre muchos etcéteras, pero en donde la música no funciona más que como breves descansos sonoros en el relato, como una excusa para poder soportar más de dos horas de un bombardeo incesante de información sobre Glastonbury, su historia y su gente. En este punto uno de los protagonistas principales del film es el granjero Michael Eavis, factótum histórico e ideólogo del Festival, quien es retratado, a través de los años, mostrando tanto su costado idealista de los primeros años –que luchó contra viento y marea por un sueño- como al calculador y audaz empresario posterior, capaz de construir vallas infranqueables para evitar que se siga colando gente sin pagar, o de perseguir cualquier transgresión de sus colaboradores.
En sí, Glastonbury es un buen Rockumental, aunque se encuentre a años luz del histórico Woodstock, debido a lo confuso de su relato, lo reiterativo de algunos tópicos, y también por el obstinado intento de Temple en filmar una desprolija monografía que privilegiara la mística del lugar en detrimento de la importancia de los números musicales, lo que termina convirtiendo a Glastonbury en un relato excesivo y –por momentos- aburrido. Algo que no pasaba prácticamente nunca en Woodstock
Termina el filme de Julian Temple y ya la gente está haciendo cola para lo que se viene. Gente, gente y más gente. Gente que va, personas que vienen, seres que se tropellan, cuerpos que chocan aquí y allá. En el programa impreso que tengo en mis manos dice que ahora viene una película de Los Babasónicos. Pero yo ya tiré la toalla, así que mejor no, y emprendo la retirada… ¿O acaso pensabas que esta era una reseña sobre todas las películas del Ciclo de Cine del Festival?
Emiliano Acevedo.-

PD paradójica final: Un par de semanas después de ir tan entusiasmado a ver Glastonbury al Emergente, me la encuentro en DVD en la batea de ofertas del Walmart Avellaneda. Sí, la misma película. ¿No es maravilloso? 

martes, 9 de julio de 2013

BEADY EYE - BE (2013)

Segundo trabajo para los ex Oasis, Liam Gallagher, Andy Bell y Gem Archer. Cuando nos enteramos que el productor del nuevo disco de Beady Eye  iba a ser el neoyorquino David Sitek de Tv On The Radio (originalmente esta responsabilidad iba a recaer sobre Dan Aurebach de The Black Keys), la verdad que nos pareció llamativo y nos dio cierto aire de esperanza a que los británicos pudieran agregar algún condimento novedoso a sus ya conocidas estructuras a la hora de componer, cosa que se cumple en una buena parte del álbum, teniendo en cuenta que el disco debut de la banda contenía algunos hits. Pero en líneas generales había dejado un sabor agridulce para los fans de Oasis, este nuevo disco promete un horizonte un tanto más inspirado.
El problema con Beady Eye es la constante comparación con Oasis, eso esta claro, pero de seguro si fueran un grupo de músicos desconocidos sin un pasado tan fuerte en el rock británico, muchos periodistas estarían hablando de un excelente pastiche de sonidos vintage en sus discos, pero los paralelos entre ambas bandas se hacen inevitables sobre todo cuando el frotman del grupo genera amores y odios tan extremos como Liam Gallagher a quien se lo puede adorar o detestar, o ambas cosas a la vez … El tipo no tiene grises, ni pelos en la lengua, es así y normalmente cada vez que abre su bocota es para realizar alguna polémica declaración, y darle de comer al periodismo sensacionalista del reino unido, sentenciando cosas como que, si con este nuevo disco no logra colmar las expectativas del público sería capaz de tirar la toalla y alejarse del mundo de la música, o decir que este nuevo disco te va a gustar si te gustan las drogas. ¿Pero a esta altura del partido alguien puede tomarse en serio las declaraciones de Liam Gallagher?, la verdad que nadie o algún ingenuo desprevenido.
Esta claro que ni Beady Eye ni Noel Gallagher con sus High Flying Birds jamás van a sacudir al rock británico como lo hicieron en la década del noventa con su antigua banda. Pero eso no quita que sigan haciendo buenas canciones, claro ejemplo de esto son los temas “Second Bite of the Apple” (primer corte), “Face The Crowd” o “Flick of the Finger”, tema que además es el encargado de abrir el álbum con una soberbia sección de vientos, podemos decir que todo el álbum esta atravesado por una atmósfera mas espacial que su antecesor, la característica voz nasal del menor de los Gallagher suena mas directa sin tantos retoques y la base rítmica formada por Jeff Wooton en bajo y Chris Sharrock en batería, se permiten jugar con cadencias mas psicodélicas.
La crítica mas negativa que se le puede hacer a este disco es el constante intento de anclarse a fines de los 60’s y principios de los 70’s como única fuente de inspiración, los constantes “plagios” lennonianos ya cansan, y apuntar el barco en una sola dirección termina haciendo que la cosa a lo largo de los once trackcs (y los casi cincuenta minutos de duración) se tornen monótonas y un poco aburridas para el oyente.
Las buenas canciones antes mencionadas junto con las inspiradas “Iz Rite”, “Soon Come Tomorrow” y “Start Anew” se entremezclan con las más intrascendentes “Soul Love” otro tema mas dedicado a uno de sus hijos pero lejos de ser la “Little James” de esta época, la sencilla “Ballroom Figured” y los innecesarios 7.30 minutos que dura “Don’t Brother Me”, una canción que en los primeros 3 minutos ya se muestra por completo, ¿para qué extenderla a más del doble de duración? la verdad algo inentendible.
Be esta un escalón más arriba que Different Gear, Still Speeding (2011), pero esta muy lejos de transformarse en un clásico de su tiempo o algo por el estilo, ¿tiene buenas canciones? Sí, y se dejan escuchar pero no mucho mas que eso.
Lean Ruano.-

BLACK REBEL MOTORCYCLE CLUB - SPECTER AT THE FEAST (2013)

El trío de San Francisco ya va por su sexto trabajo, desandando una de las carreras mas regulares y fructíferas como una de las bandas mas inspiradas de rock del nuevo milenio, podemos incluirlos dentro de los grupos americanos que vinieron a “salvar al rock” de tanto pop radiofórmula, junto a The White Stripes y The Strokes formaron la avanzada rockera 2.0 a puro guitarrazo, pero con influencias mas británicas que sus coterráneos. Debutaron en el año 2000 con el sorprendente B.R.M.C. y la carta de presentación estaba clara de entrada, rock de guitarras estruendosas rescatadas de los mejores The Jesus & Mary Chain que se entremezclaban con melodías darkys de la mejor escuela The Cure, con esa fórmula se las arreglaron para editar álbumes de rock n’ roll visceral como Take Them On Your Own (2003) y Baby 81 (2007) y coquetear con aires gospel y acústicos en Howl (2005).
Han pasado tres años desde su ultimo lanzamiento Beat The Devil’s Tatoo y por fin llega el tan esperado nuevo trabajo del trío formado por Robert Levon Been en voz y bajo, Peter Hayes en voz y guitarras y la baterista Leah Shapiro quien se unió a la banda en el 2009.
El disco no arranca nada mal, con “Fire Walker” una canción mid tempo con un clima oscuro muy bien logrado así como la que le sigue, una versión muy acertada de “Let The Day Begin” el clásico ochentoso compuesto por Michael Been de la banda The Call, con cierto aura shoegaze llega “Returning” para completar la prometedora trilogía inicial.
Pero después de estos tres temas comienza el desmoronamiento total del disco, ya que en las nueve canciones restantes el grupo se dedica a calcarse a sí mismo una y otra vez o a buscar cierta atmósfera ambient en los temas de la cual les fue muy difícil retornar, una bruma espesa en la que se introdujeron y les fue complicado encontrar la salida y quedar bien parados.
Canciones como “Hate The Taste” y “Rival” nos dan la sensación de estar dentro del mismo tema, repitiéndose sin frescura y con muy poca gracia.
“Lullaby” y “Some Kind Of Ghost” tranquilamente podrían haber sido incluidas en Howl (2005) por cierta aproximación country, pero los ambientes y climas del disco en general terminando siendo fallidos y brillan por su ausencia los cimbronazos rockeros de otra épocas.
Este nuevo trabajo de los B.R.M.C suena demasiado convencional para una banda como ellos que paro los que pudimos verlos en vivo el año pasado en Niceto, sabemos que saben rockear y de la mejor forma, esperemos que este trabajo sea solo un trago amargo y pronto vuelvan con esas canciones llenas de fuerza y potencia que supieron darnos en sus mejores días de gloria.
Lean Ruano.-