
En diciembre de 2012, el cantante
Ian Gillan anunciaba que en 2013
Deep Purple, lanzaría su decimonoveno álbum de estudio, el primero en ocho años desde
Rapture of the Deep. Por fin, el viernes 26 de abril, la espera terminó y nos encontramos con
Now What?!, que viene con una portada despojada que incluye tan solo un signo de interrogación y uno de sorpresa, ambos en tipografía grafitera. El perfecto icono para ilustrar las sensaciones que genera esta producción de
Purple, en donde pasamos de la incógnita inicial a la sorpresa total, una vez que empezamos a escucharlo. Porque con
Now What?!,
Deep Purple demuestra que está vivo y eso ya es motivo suficiente para disfrutar a pleno con esa alegría, con la satisfacción de poder apreciar como este histórico grupo aún es capaz de realizar un álbum ambicioso, ecléctico y progresivo. Ni más ni menos. Un disco en donde la música del grupo, a partir de recursos simples y conocidos, empieza a complejizarse, alcanzando momentos sumamente disfrutables, en especial por el lucimiento del virtuoso
Steve Morse en la guitarra, y la solvencia de
Don Airey en los teclados. Ambos, son las estrellas indiscutidas de esta producción, en donde se muestran asentados y cómodos, ahora sí con autoridad, demostrando que ya son integrantes de
Purple por derecho propio, y no los obligados reemplazantes de
Blackmore y
Lord, respectivamente. Es más, debido a que ya han pasado casi dos décadas desde que el mal llevado y paranoico
Ritchie dejó su puesto vacante en el grupo, no son pocos los fans del grupo que ya han adoptado a
Morse como su guitarrista preferido. El caso de
Airey es particular, porque aunque lleve una década en el grupo, quizás sea este recién el primer álbum de estudio en donde realmente puede mostrar todo lo que es capaz. Es sabido que tiene mucho talento –algo que el público de
Purple suele apreciar en las presentaciones en vivo del grupo-, pero su descollante labor en
Now What?! sitúa a
Airey en un escalón más arriba, demostrando que no es un mero imitador de
Jon Lord. Es más, por momentos,
Airey elabora un estilo pomposo más cercano a los popes del
rock sinfónico, como
Rick Wakeman o
Keith Emerson, que poco tiene que ver con el clásico sonido de teclados de
Purple.
Como decíamos antes,
Now What?! es un trabajo muy rico en matices, porque el hecho de que tanto Airey como Morse tensen la cuerda musical lo más posible, ha llevado a Purple hasta un terreno de fusión prog, que da como resultado que en gran parte del disco Deep Purple no parezca Deep Purple, aunque sí un gran disco realizado por los músicos actuales del grupo con otras formas musicales no usuales en
Purple… Hasta el mismísimo
Ian Gillan está más expresivo y dinámico que en discos anteriores, porque aunque su voz algo gastada ya no sea capaz de realizar las proezas de antaño, nos sigue emocionando con su despliegue conmovedor, a veces sutil, a veces potente. Por supuesto, todo cambio de forma o propuesta no necesariamente es buena o mala de por sí. Obviamente que temas como “Weirdistan” o “Above and Beyond” son verdaderas obras maestras –sobre todo el primero-, dos canciones deudoras del sonido más clásico de la banda. Pero el resto del disco se relaciona más con el espíritu de
Perpendicular, o sobre todo a la energía de
Bananas, que a discos como
Machine Head,
Burn o
In Rock. Incluso ciertos pasajes instrumentales remiten a los mejores momentos de
Abandon, por su fuerza. Ok, hasta acá todo bien, porque seguimos tomando como ejemplos a discos anteriores de la etapa
Morse de
Purple, a la hora de compararlos con el actual. Sin embargo, hay algo más en la química del disco, y ese es el elemento más extraño en
Now What?!: una pomposidad
progresiva y
sinfónica de la que el grupo nunca se caracterizó a lo largo de su trayectoria, ni siquiera cuando
Lord los llevó hacia el ámbito de la música clásica cuando grabaron su obra
Concerto for Group and Orchestra. De alguna manera, este “nuevo” sonido
Purple, se plasma en un álbum comercial y digerible, en sintonía con el pasado pero sin sonar anacrónico. Tal como fue
Perfect Strangers en su momento, con un espíritu renovador del sonido del grupo para lo que era la escena de los ´80, y con la calidad musical intacta que le aportan los miembros de
Deep Purple al tipo de canciones incluidas en este
Now What?! Una producción que además cuenta con una notable labor del gran (señores, de pie…)
Bob Ezrin, el histórico productor de álbumes clásicos de
Kiss, Lou Reed, Rod Stewart, Alice Cooper y
Pink Floyd, quien le aporta a
Deep Purple una amplísima gama de texturas y sonidos, sobre todo en las guitarras y teclados, a los que agrega sutiles arreglos y acompañamientos orquestales, además de un depurado registro de los restos celebres de la voz de
Gillan, que suena en este disco como hace rato no la escuchábamos. Este trabajo de producción no se evidencia en las primeras oídas del álbum, sino que se tarda un tiempo hasta poderlo detectar y apreciar, pero es evidente que
Ezrin es uno de los artífices fundamentales en
Now What?! Un disco que nos muestra a una banda que aun sabe lo que quiere, aun capacitada para crear excelentes canciones.
Una de ellas, la bella y emotiva “Above and Beyond”, fue dedicada a la memoria de
Jon Lord, fallecido de cáncer de páncreas el año pasado. De acuerdo a
Gillan, este tema ya estaba escrito cuando murió
Lord, pero recién fue en ese momento aciago cuando se dieron cuenta de que la onda de la letra y la música tenían que ver mucho con la tristeza derivada de la perdida de este viejo amigo y ex compañero de tantos años, y por eso les pareció que era acertado dedicárselo. Por su parte, “A Simple Song”, el tema que abre el álbum, es climático, cambiante y atractivo, bien en la onda de
Purple, porque
Airey suena más
Lord que nunca, y por indestructible vigencia de esa base histórica formada por
Ian Paice (batería) y
Roger Glover (bajo), sumados a la fineza de
Morse en la viola. “Weirdistan” es un tema ambicioso, pomposo y de naturaleza
prog, en el que
Purple tira toda la carne al asador, mientras son acompañados por un ensamble de cuerdas en donde se nota la influencia de
Ezrin. Sobre la mitad de este tema se destacan
Airey, con un solo en teclado “a la Rick Wakeman”, y
Morse, que hace explotar todo con su viola, hasta que un torbellino en phasing se va tragando, paulatinamente, toda la música del grupo, hasta que lo único que queda sonando es el bajo de
Glover, quien ejecuta un mantra marcado, arrebatador. ¡Impactante! En “Out of Hand” predomina un clima opresivo, como el de un thriller, en especial por la inclusión de un acompañamiento orquestal, en donde el grupo se apoya para realizar una performance muy convincente.

Por el contrario, “Hell to Pay” es clásico
rock purple que recuerda a “Highway Star” o “Speed King”, aunque está a años luz de estos dos clásicos. En “Body Line” la cosa se pone medio
funk, en especial por su ritmo tan marcado, lo que termina redondeando un tema bueno pero no sobresaliente, más en la onda
Abandon; y “Blood From a Stone” es un
blues canchero pero algo reiterativo, en donde la nota más destacada la da
Airey con sus teclados a la “Riders on the Storm”… Por su parte, “Uncommon Man” es un tema bien
prog, en el que casi está de más la parte cantada por
Gillan. Por supuesto, aquí se lucen
Morse, Paice y
Airey; quien, con un despliegue espectacular en los teclados, mezcla la sutileza con una potencia que recuerda a
Keith Emerson. Sin dudas, “Apres Vous” es una de las piezas más elaboradas de
Now What?!, una canción muy modernosa, sorprendente y cambiante, que te deja con ganas de más. La buena racha continua en “All The Time in The World”, otro muy buen tema, simple y sutil, en el
Morse se luce con solo espectacular. Un tema que no tiene nada de sutil, porque va al hueso de una con su pomposidad y pretensión es “Vincent Price”, un ambicioso y bombástico homenaje al legendario maestro del horror en donde predominan el
metal prog, los coros tremebundos, una guitarra eléctrica que imita al sonido del Theremin en un ambiente terrorífico acorde con el factótum de clásicos como
House of Wax. Sin dudas, un tema bueno, pero que cansa por sus reiteraciones excesivas. El final del álbum llega con “It Will Be Me”, un clásico
rock de tugurio, bien simpático. Un apropiado final para este disco comercial, pero de indudable calidad. Y eso sí que es una gran noticia, luego de 45 años de carrera de la banda. Porque “comercial” o “efectista” no siempre son sinónimo de pobre, ya que a veces esos calificativos también se pueden transformar en símbolo de algo accesible y muy disfrutable.
En resumen, un disco para disfrutar una vez que uno reconoce que
es inútil pedirle a Deep Purple que vuelvan a realizar otra obra maestra como Machine Head, u otro In Rock; porque ya lo hicieron en su momento y está bien así. Está en uno agradecer que sigan ofreciéndonos nuevas producciones o sufrir por lo que ya no son. Vale esta aclaración ya que en otras reseñas del disco se lamentan al considerar que con este disco
Purple se había cagado en su historia. Porque, sin dudas, esta vía creativa por la que el grupo transita ahora los aleja un poco de sus discos clásicos. Por supuesto, que por propia voluntad y no por una presunta incapacidad técnica, porque es indudable que siguen demostrando su valía indiscutida como músicos arriba del escenario. Entonces, no hay más que decir:
Now What?!, tómalo o déjalo. En mi caso, yo le doy mi aprobación. Porque es muy positivo encontrar a un grupo clásico de los ´70 no cayendo en la tentación de volverse una caricatura de sí mismo, y aun apostando a dar algo nuevo –dentro de sus posibilidades- a su público, cambiando un poco su sonido sin que eso tampoco signifique traicionar sus raíces. Y eso es
Now What?!, un álbum muy bueno, dignísimo y una verdadera sorpresa para los que alguna vez pensamos, en vano, que
Deep Purple era otro grupo que ya había dicho todo.