Enfrentarse a una nueva obra de Björk es siempre un desafío, podemos decir que la islandesa es una de esas artistas que siempre esta de cara al futuro, vanguardista dirían unos, elitistas otros, lo único indiscutible es que su talento y sus ganas de investigar y sorprender siguen intactos desde su disco debut como solista Debut (1993), en el cual presenta una mezcla perfecta de electrónica, trip hop y pop pero lo que más sorprendía era su particular registro vocal. Anteriormente supo estar al frente de The Sugarcubes banda de rock alternativo formada en su Reykjavik natal y con quienes edito tres álbumes entre 1988 y 1992. La carrera de Björk es muy regular y con altísimos picos de creatividad como Homogenic (1997) y Vespertine (2001) son dos obras extraordinarias.
En el año 2004 se produce un quiebre en su carrera cuando edita el disco Medulla grabado únicamente con voces y muy pocos instrumentos, un trabajo de difícil acceso para el público que sigue a la Björk mas cancionera. Tres años después llegó Volta con el cual intentaba volver de nuevo a la senda electro pop, una vez finalizada la gira de dicho álbum en 2008 Björk perdió la voz y no se sabia si volvería a cantar, por suerte y después de siete meses de recuperación todo volvió a la normalidad.
Biophilia su nuevo trabajo esta compuesto íntegramente en una tablet táctil pero interpretado por instrumentos diseñados para la ocasión que comenzó a venderse en forma de aplicaciones para Iphone y Ipad hace ya algunos meses pero, vayamos exclusivamente a lo musical las canciones que componen Biophilia (amor a la vida), son una mezcla conceptual entre la armonía cósmica, la ecológica y la astronomía. El disco abre con la canción “Moon” una dulce melodía acompañada por arpas, coros y bases programadas “Thunderbolt” sigue por el mismo camino dejando de lado las cuerdas pero incorporando otros juguetillos sonoros, el tercer tema "Crystalline" es lo mas cercano que podemos encontrar a la Björk convencional en "Biophilia" una canción pop con un final cargado de beats y cortes de baterías programadas que hacen mover hasta a un muerto.
El resto de las canciones son un muestreo de sus experimentos con pasajes a capella, arreglos de cuerdas machacantes y travesías electrónicas de su singular instrumento el Gameleste, mas allá de la obra conceptual que simboliza Biophilia todo un concepto del futuro de la música y sus aplicaciones multimedia para los que esperan a una Björk de canciones mas accesibles deberán seguir esperando y para los mas aventurados a sumergirse en mares de la exploración sonora bienvenidos a Biophilia el octavo disco de Björk una artista que nunca pasa desapercibida mucho menos con la peluca de la portada.
Lean Ruano.-
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