Lloyd Cole and the Commotions tomaron por asalto las radios británicas de
indie rock a mediados de la década del ochenta, su carta de presentación era una
mezcla perfecta de
pop ambicioso con
folk delicado, ingredientes que convergieron en uno de los discos debut mas
categóricos de la década, estoy hablando del magistral
Rattlesnakes (1984)
, trabajo que podríamos atesorar tranquilamente
entre otras dos obras tan imprescindibles como esta, la de sus contemporáneos
Aztec
Camera con
High Land, Hard Rain (1983)
y la de
Prefab Sprout con su gran obra
Steve
Mcqueen (1985), esta sería una excelente trilogía para entender el
pop británico
de alto calibre y buen gusto de la época, pero tras ese deslumbrante despertar
las cosas cambiaron de rumbo abruptamente para
Cole y sus compañeros. Sus
álbumes siguientes pasaron sin pena ni gloria,
Easy Pieces (1985) vendió bien en el Reino Unido pero las críticas
fueron lapidarias y
Mainstream (1987) cayó directamente en el olvido de todos, ambos trabajos no fueron recibidos de la
forma que se esperaba y
Lloyd decidió encarar una carrera como solista, se
trasladó a Nueva York con la intención de “endurecer” un poco su música y así
fue que se rodeo con algunos músicos de la banda de
Lou Reed que lo ayudaron a
dar el puntapié inicial a una carrera con nombre propio, el cual plasmó en su
disco homónimo de 1990.
Con el correr de los años el músico británico se transformó en un cantautor de bajo perfil, casi diríamos de culto y fue enlazando trabajos
con diferente impacto, algunos picos compositivos y otros sin mayor
trascendencia. Entre lo mejor de su carrera solista podemos mencionar Don’t Get Weird on Me Babe (1991), The
Negatives (2000) y Music in a Foreing
Language (2003).

Este nuevo disco abre con “California Earthquake” de la
autoría de
John Hartford, única canción de
Standards
que no fue compuesta por
Cole y junto con el primer corte “Period Piece” nos dan
un pantallazo general de cómo va a ser el sonido del resto del álbum.
Standards es el título del flamante álbum de Cole y es
muy acertado, ya que, está plagado de clichés rockeros, en el buen sentido claro
está, es un disco de rock clásico, cancionero, lo que llamamos comúnmente “un
disco de rock adulto” pero no AOR.
Lo más destacado del disco son la melodía sombría de “Blue
Like Mars” y la oscura “No Truck” ambas piezas nos presentan al mejor Lloyd
Cole, ese compositor melancólico y sereno casi al límite de la canción
confesional, pero también hay lugar para el mejor rock brit en “Opposites Day” y
“Dimished X” encargada de cerrar el álbum.
Como paso en su anterior trabajo Broken Record (2010) también es de la partida Joan Wasser (más
conocida como Joan As a Police Woman) y además cuenta con el aporte del ex
Commotion Blair Cowan.
El músico británico que ya a pasado la barrera de los
cincuenta, es un fiel reflejo de cómo envejecer y seguir haciendo música con
dignidad, como es el caso de sus
admirados
David Bowie y
Bob Dylan, este no será el mejor trabajo de su carrera
y ya hace tiempo que
Lloyd Cole dejó de ser esa prominente estrella
pop que la
prensa auguraba en sus años mozos, para elegir un camino alternativo, el de las
buenas canciones y transformarse en un cantautor deluxe e inspirado.
Lean Ruano.-