Después de editar Sixes And Sevens (2008), un álbum un tanto disperso que no aprovechó en absoluto el espíritu Moldy Peaches (su anterior banda clásica de los ’80.) Adam Green vuelve con un disco con menos canciones, 14 en concreto, de casi rigurosamente 2 minutos cada una, en el que, aunque lejos de la luminosidad orquestal de su obra maestra, Friends Of Mine (2003) por momentos sí llega a rozar su inmediatez.
Minor Love lo ha grabado en Los Ángeles con el productor Noah Georgeson, quien ha trabajado con Devendra Banhart y Little Joy, precisamente el líder de esta última banda, Rodrigo Amarante, es uno de los músicos invitados en un disco que Adam se jacta de haber grabado prácticamente en solitario. Y le ha salido bien. A las rimas imposibles habituales “Castles And Tassles”, “And Flatulent Assholes” y “I love you”, se suman himnos increíbles como “What Makes Him Act So Bad” o “Cigarette Burns Forever”, que podría recordar por su tipo de acordes y ritmo a Bluebirds o Friends of Mine. Hay un par de momentos acústicos memorables como “Boss Inside” o “Don’t Call Me Uncle”, en un punto medio entre la claridad de los arpegios del folk y el country más oscuro.
Entonces, en resumen, ¿qué nos ofrece este Minor Love? Pues a un Adam Green en buena forma, del que todavía no somos capaces de diferenciar cuando está de broma y cuándo se toma las cosas en serio, lo que nos lleva a plantearnos que incluso es posible que sea esa falta de madurez intencionada la que le lleva a mantenerse disco a disco en una situación envidiable dentro de la escena folk actual. ¿Repetitivo? Quizás, pero como se suele decir, sabemos a lo que nos exponemos. Asumiendo que no es su mejor disco, (la sombra del Friends Of Mind es demasiado alargada.) Green se olvida de experimentos anteriores volviendo aquí a la sencillez y es justo aceptarle que al menos lo nuevo es ampliamente mejor que su mediocre antecesor Sixes & Sevens, no le podíamos exigir menos. Entre estos momentos tan aparentemente introspectivos, experimentos como “Oh Shucks” y “Lockout”, que podrían acercarle a Beck. Minor Love resulta uno de los discos más entretenidos de su carrera, pero claro, no el mejor. Cada vez parece más claro que nunca volveremos a escuchar los espectaculares arreglos de Friends of Mine en uno de sus álbumes, porque eso quizá quitaría puntos a Mr. Green, cuya gracia está en desconcertar lo suficiente como para que nadie tenga nunca ni idea de cuándo se está tomando a sí mismo en serio y cuándo no. Madurez, cuanto más lejos, mejor.
Diego Bochor.-
Minor Love lo ha grabado en Los Ángeles con el productor Noah Georgeson, quien ha trabajado con Devendra Banhart y Little Joy, precisamente el líder de esta última banda, Rodrigo Amarante, es uno de los músicos invitados en un disco que Adam se jacta de haber grabado prácticamente en solitario. Y le ha salido bien. A las rimas imposibles habituales “Castles And Tassles”, “And Flatulent Assholes” y “I love you”, se suman himnos increíbles como “What Makes Him Act So Bad” o “Cigarette Burns Forever”, que podría recordar por su tipo de acordes y ritmo a Bluebirds o Friends of Mine. Hay un par de momentos acústicos memorables como “Boss Inside” o “Don’t Call Me Uncle”, en un punto medio entre la claridad de los arpegios del folk y el country más oscuro.
Entonces, en resumen, ¿qué nos ofrece este Minor Love? Pues a un Adam Green en buena forma, del que todavía no somos capaces de diferenciar cuando está de broma y cuándo se toma las cosas en serio, lo que nos lleva a plantearnos que incluso es posible que sea esa falta de madurez intencionada la que le lleva a mantenerse disco a disco en una situación envidiable dentro de la escena folk actual. ¿Repetitivo? Quizás, pero como se suele decir, sabemos a lo que nos exponemos. Asumiendo que no es su mejor disco, (la sombra del Friends Of Mind es demasiado alargada.) Green se olvida de experimentos anteriores volviendo aquí a la sencillez y es justo aceptarle que al menos lo nuevo es ampliamente mejor que su mediocre antecesor Sixes & Sevens, no le podíamos exigir menos. Entre estos momentos tan aparentemente introspectivos, experimentos como “Oh Shucks” y “Lockout”, que podrían acercarle a Beck. Minor Love resulta uno de los discos más entretenidos de su carrera, pero claro, no el mejor. Cada vez parece más claro que nunca volveremos a escuchar los espectaculares arreglos de Friends of Mine en uno de sus álbumes, porque eso quizá quitaría puntos a Mr. Green, cuya gracia está en desconcertar lo suficiente como para que nadie tenga nunca ni idea de cuándo se está tomando a sí mismo en serio y cuándo no. Madurez, cuanto más lejos, mejor.
Diego Bochor.-
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