Seguramente, después de los soberbios Chaos and Creation in the Backyard (2005) y Memory Almost Full (2007) –dos de las mejores producciones de toda su carrera solista-, uno hubiese esperado de este artista otro álbum de ese estilo, con nuevisimas composiciones propias. Pero no, porque Macca se encarga de volver a sorprender, desde otro ángulo, maravillando a muchos, desconcertando a varios, aburriendo a alguno que otro... Ok, sí sí; la posta, si me dan a elegir, prefiero mil veces verlo en vivo interpretando clásicos de toda su carrera –como tuvieron la suerte de hacerlo nuestros hermanos uruguayos la semana pasada- que escuchar este Kisses on the Bottom.
Pero no porque este sea un mal disco, sino porque quizás contenga muchos más standards juntos de los que uno soportaría. Sin embargo, está más que claro que a sus jóvenes (casi) 70 años, el tipo no tiene porque dar explicaciones de nada. Quería grabar este repertorio y lo hizo. Punto. Se ve claramente porque su lema fue interpretar “las canciones que inspiraron las canciones (suyas)”, y ponerse el traje de crooner -por más que su voz no parezca la ideal en algunos de los temas incluidos- para editar un disco que repasa un conjunto de composiciones que escuchaba de pibe junto a su papá melómano. ¡¿Y quién se atrevería a cuestionarle ese gustito?! Otra vez, punto. Por otro lado, hay que destacar que, aunque este no es el primer disco de versiones que hace Paul -recordemos Run Devil Run (1999)-, sí es el primero que no tiene relación directa con el rock. Sin embargo, McCartney siempre gustó de este tipo de música -recuérdense sino sus clásicos beatles “Martha, My Dear”, “Honey Pie” o “When I´m 64”-, por eso ahora, pasada la fiebre desatada por la serie interminable de (¿el ladri?) Rod Stewart, enfocada en el cancionero popular americano, se anime a hacerlo él también.
El resultado es óptimo, aunque no será muy apreciado por oyentes no acostumbrados al easy listening, lo cool, lo jazzy, el swing… Por lo pronto, este es el álbum ideal para degustar con un buen aperitivo; está interpretado en forma admirable por Diana Krall y su banda –sin dudas, un acompañamiento musical de excepción-, y, por si esto fuera poco, también incluye dos nuevos temas propios: “My Valentine”, con la participación de (¡God!) Eric Clapton en la acústica; y “Only Our Hearts”, con el acompañamiento de la armónica del gran Stevie Wonder. Dos nuevas gemas, en sintonía con el tono del resto de las versiones, pero que, tranquilamente, podrían formar parte de cualquiera de los álbumes de la discografía de este influyente, fabuloso, e interminable músico inglés. ¡Te queremos Paul, te queremos!
Emiliano Acevedo.-
No hay comentarios. :
Publicar un comentario