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lunes, 26 de diciembre de 2011

COLDPLAY - MYLO XYLOTO (2011)

Hay varias bandas en el rock que suscitan opiniones contradictorias; y uno de esos nombres es Coldplay. Y es que estos ingleses son pulcros, prolijos diseñadores de canciones asépticas, productos artesanales de laboratorio, píldoras adelgazantes devenidas melodías, y aunque su música no haga ni bien ni mal, a muchos oyentes los irrita, mientras otros la vean como un resabio del mejor U2 de segunda división… Eso se lo dejamos para los detractores, el resto de los mortales –sus fans-, seguirán pensando que esta es la mejor banda del mundo. Aquí y ahora, estos son los 2 o 3 bandos de opiniones irreconciliables que encuentran en este Mylo Xyloto un nuevo eslabón de una polémica insoportable.
Pero, en sí, ¿a quien le importaría hoy discutir a Coldplay? Su música es lo que es, y punto; por eso, en plan de entender este quinto disco de estudio de su historia, nos adentraremos en los entretelones o, mejor, los hilos que sostienen la escenografita de esta producción recién salida del horno. De movida, Mylo Xyloto está basado en un concepto anejo, algunas veces vapuleado -o hasta caricaturizado- a lo largo de estos 57 primeros años de cultura rock: ser un álbum conceptual. Sí, sí, señores, aunque parezca mentira aquí tenemos al grupo de Chris Martin –en medio de la crisis existencial de sus treinta y pico- dando vida a una historia de amor, en la que sus dos protagonistas, Mylo y Xyloto, quienes viven en medio de un ambiente urbano opresivo y violento, se conocen y enamoran. Un concepto bastante trillado, que viene desde la época de Romeo y Julieta o, más acá en el tiempo, se emparenta también con el clásico drama teatral -musical y fílmico- Amor sin Barreras (de Leonard Bernstein y Stephen Sondhein); aunque, a diferencia de aquellos, este utópico romance de Mylo y Xyloto tenga, sí, un final feliz.
En lo que a música respecta, este es una producción que encaja muy bien en la tradición sonica de Coldplay, ya que contiene un sonido muy volado, con texturas varias de teclados, guitarras y ritmos calmos que a veces estallan. Seguramente, a diferencia de Viva la Vida or Death and All His Friends (su opus de 2008) este es un disco mucho más acústico. Y esta es una cualidad que se nota mucho en "Us Against the World" (un tema con un extraño comienzo que recuerda a “Where the Strees Have no Name”…), “Major Minus” o “UFO”; todas, canciones repletas de guitarras acústicas. Como no podía ser de otra manera, la herencia de U2 se hace presente varias veces a lo largo de todo el disco –no por nada su productor es el genial Brian Eno, el mismo de los irlandeses-, pero está claro que Coldplay tiene mucho mas paño y oficio como para diferenciarse de esa segunda línea de grupos a la U2, como alguna vez se categorizó a Keane o Muse, por citar sólo a dos. Por eso, aunque Mylo Xyloto no sea un disco histórico, y ni siquiera el mejor de Coldplay, tiene algunos momentos disfrutables como la inefable "Every Teardrop Is a Waterfall", el single que anticipó al álbum, y que contiene ese increíble comienzo con el fragmento de "I Go to Rio", un tema escrito por Peter Allen y Adrienne Anderson que hace 20 años había también “inspirado” el clásico hit “Ritmo de la Noche” de nuestros The Sacados... Otros temas destacados –y cancioneros- de Mylo Xyloto son “Hurts like Heaven”, “Charlie Brown”, “Up in Flames” o el hermoso corte de difusión “Paradise”; todas éstas, canciones en las que el grupo suena atildado en la composición –sin hacer ni una de más- y muy seguro en lo instrumental.
Esta también es una de las cualidades de Mylo Xyloto, en donde la música suena más relajada que en otros discos de Coldplay, con un entramado rítmico en la batería mucho más potente y omnipresentes guitarrazos fuertes –cortesía de Jon Buckland, un claro heredero de The Edge-; aunque tampoco falten momentos plenos de introspección musical como los desarrollados en los cortos temas instrumentales (“Mylo Xyloto”, “M.M.I.X” y “A Hopeful Transmission”) que funcionan como meros intermezzos de la historia, con una fuerte influencia de Brian Eno y sus clásicas enoxificaciones. Así mismo, Mylo Xyloto incluye cortes como el electrónico "Princess of China", casi un tema trance, cantado a dúo con Rihanna, el efectista “Don´t Let it Break Your Heart” o su final lírico con la intima y bella "Up with the Birds", una canción que empieza mal –de forma reiterativa y hasta aburrida- pero que gana intensidad al final, poniéndole la frutilla del postre a esta producción.
En resumen, este es un correcto álbum de 7 puntos, que conformará a los fans acérrimos, mientras que al resto del público rockero los seguirá aburriendo, pero que tampoco servirá al oyente neófito, ese que quiere acercarse por primera vez a la música de este grupo ingles. Quizás, lo mejor en ese caso siga siendo escuchar sus dos primeras –y, hasta el momento, inigualables- producciones: Parachutes y A Rush of Blood to the Head, los cuales aun continúan formando el principal legado musical de los benditos Coldplay.
Emiliano Acevedo.-

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