BLONDE REDHEAD

En el día de ayer, tratando de incursionar y pulir aun mas mi oído que tan abatido está -musicalmente hablando- por suerte, me dirigí como de costumbre da mi discoteca particular a seleccionar algún disco pendiente que tengo (entre tantos) para poder escuchar. Quería algo que me sorprenda, que realmente me llame la atención. Es decir, no digo que no haya nada que no me atraiga porque de hecho no suele ser así, sino que, necesitaba algo más, algo de atracción peculiar. Y ese algo comenzó con una tapa que me mostraba a una joven mujer como pintada de un cuadro, con una raqueta en mano y con cuatro piernas, con fondo celeste por cierto. Dije en mi, ¡guau! ¡¿Qué es esto?! Dí vuelta para ver de que se trataba -piensen que a veces uno es tanto lo que tiene que realmente no sabe bien lo que tiene- y me encontré con un nombre de una banda que realmente nunca había escuchado nada de nada: BLONDE REDHEAD.
Oriundos de New York, datan de 1993 año en que se fundaron como cuarteto y cuyo nombre proviene de una canción del grupo ochentoso new wave, DNA. La banda se formó bajo las órdenes de dos jóvenes estudiantes japonesitos más que interesantes: Kazu Makino y Maki Takahashi (guitarrista y bajista, propiamente dicho) a quienes se le sumaron los hermanos gemelos Italianos, Simone y Amedeo Pace (baterista y vocalista, en ese orden), quienes así conforman a esta peculiar banda. Tan fue así que llamó la atención al particular baterista de Sonic Youth, Steve Shelley a tal punto que les produjo su autotitulado disco debut editado en 1995 bajo su propio sello discográfico que, tantas veces nos deleita editando álbumes junto a sus aclamados Sonics. Tras el gran éxito que cosecharon, Takahashi abandona Blonde Redhead por motivos personales, siendo reemplazado recien en 1997 por el ex Unwound, Vern Rumsey, quien debutó para la tercer producción discográfica del grupo: Fake can be Just as good. Pero increíblemente un año después la banda decide echar al bajista con el motivo de entablar un sonido bien de guitarra, voz y batería, sin bajo alguno. Es así cuando el disco siguiente In a expression of the inexpressible lanzado en 1998 los marca definitivamente con un sonido muy particular que conservan hasta día de hoy, cruza al mejor indie shoegaze experimental y melódico, como si escucháramos una fusión entre My bloody Valentine, Psychedelic Furs, los mismísimos Sonic Youth y porque no, cosas (muchas) de Joy Division, Fugazi y DNA.
Su último disco hasta la fecha es justamente el que me partió el cerebro y escuche en el día de ayer, como bien conté en estas líneas: se llama simplemente 23, data de 2007 ya que al día de hoy no hay novedades al respecto sobre nuevos lanzamientos y les aseguro que este álbum es una gran pizca del mejor dream pop shoegaze moderno que, abre escuchado últimamente, con preciosas melodías, una voz que encandece, y unos arreglos mas que memorables pero, ¿seguro que no hay bajos? Solo quería recomendar algo que no es tan conocido y que seguramente que si les llama la atención los géneros citados, es imposible que nos les atraiga. Recomiendo que escuchen Blonde Redhead, porque se que no los defraudara.
Diego Bochor.-