Con este 2011 llegó, por fin, la nueva obra-elucubración de Robert Fripp: A Scarcity of Miracles. Este es un proyecto que vuelve a unir a Robert con el gran saxofonista Mel Collins y que cuenta con la participación del vocalista y multiinstrumentista Jakko Jakszyk. Pero la pregunta del millón, sin dudas, es: ¿Esta es una nueva encarnación de King Crimson? Umm… ¡Qué difícil de contestar! Lo que está más que claro es que –salvando las distancias, claro está- A Scarcity… recupera (un poco) aquel sonido con pizcas de jazz de vanguardia orquestal, de discos de los ´70 como Islands y Lark's Tongues In Aspic; experimentaciones explosivas, arduas, extensas y fructíferas que llevaban a la música hacia límites a los que no podían no llegar (ni por asomo) otros grupos contemporáneos; así como algunos toques de otras épocas de la banda como los de Starless And Bible Black, Red o Three Of A Perfect Pair (tres obras que no tenían nada que ver entre sí). Si bien Fripp continua sendas iniciadas en tiempos más recientes, como las de Thrak o Power to Believe; está más que claro que este nuevo disco es una vuelta al KC de los ´70, en especial en sus momentos más calmos. Por su parte, Jakko Jakszyk –que es un vocalista correcto, aunque no descollante- cumple una labor interesante y valiosa (y más teniendo en cuenta a que entre sus antecesores figuran verdaderas leyendas como Greg Lake, John Wetton o Adrian Belew). Tampoco es este un disco fácil de asimilar, ya que necesita muchas escuchas atentas y pacientes para ser degustado en su justa medida. Así que –lamento desilusionarlos- pero aunque en esta nueva obra no sea tan desbocadamente experimentadora –e insoportable- como Construction of Light (2000), eso no quiere decir que A Scarcity of Miracles sea un disco de canciones para cantar bajo la ducha, aunque contenga un sonido intimista y sutil. En resumen, lo “nuevo” que tiene este disco nuevo de “Crimson” es el hecho de sintetizar o, mejor, repasar buena parte de las vidas musicales (pasadas) del grupo de Fripp, a la vez que continua la senda de la experimentación musical, ampliando el espectro, y haciendo que lo viejo siga siendo innovador. En lo que respecta a lo instrumental, se destaca el impecable Mel Collins, quien crea variados momentos climáticos con su saxo, resucitando su matrimonio musical junto a Fripp, por primera vez desde el clásico Red (1974). Sin lugar a dudas (al escucharlos) uno no puede dejar de pensar que Fripp y Collins tienen un entendimiento musical casi telepático. Tampoco podemos dejar de nombrar a la sólida base formada por los dos músicos invitados a este proyecto: el siempre vigente (e imprescindible) Tony Levin y el baterista Gavin Harrison (uno de los más destacados de la actualidad).
“A Scarcity Of Miracles” es el temazo que abre el disco y se parece a lo que hacía Crimson en Thrak (su exitoso regreso de 1995); una canción ambiciosa, con variedad climática y sutil. No se podía esperar un mejor comienzo que éste para el disco (en especial debido a la labor de Collins, quién la deja chiquita con su espléndida perfomance en el saxo). “The Price We Pay” tiene un sabor oriental muy atractivo, con muy buenas instrumentaciones y mantiene la buena senda anunciada por el tema de apertura. Se destacan aquí nuevamente los saxos de Collins, sumados a los soundscapes de Fripp. Gavin Harrison hace una labor correcta en la batería, pero no deslumbrante (algo que se repite a lo largo de casi todo el disco). “Secrets” es un tema un tanto más lento en ritmo y baja la intensidad preanunciada en las dos primeras canciones del disco, sin embargo no deja de tener un cierto atractivo y se deja escuchar, especialmente por Jakszyk, quien realiza un trabajo vocal destacado, y (nuevamente) por Collins. “This House”, por el contrario, es una larga experimentación algo aburrida, con coros repetitivos y tambaleantes, además de incluir muchos colchones y capas varias de teclados por todas partes. Una canción que sonaría bien en un disco de Sting -tocando el laúd, por ejemplo- pero que al mundo crimsoniano le aporta más bien poco, más allá de su poder soporífero… ”The Other Man” es un tema explosivo y paranoico, y uno de los mejores momentos del disco. Incluso, Fripp se anima aquí a recordar (brevemente) una melodía de su pasado cuando cita el riff de “The ConstruKction of Light” (2000). En esta canción se destaca Gavin Harrison, realizando una labor percusiva magnifica, sumamente opresiva y omnipresente. Lamentablemente los aciertos se terminan en -el ultimo tema del álbum- “The Light Of Day”, una canción que arranca bien con un solo de Fripp, para luego perderse en un previsible “dialogo” (teledirigido) entre la voz de Jakszyk, el saxo de Collins y los sucesivos solos de Fripp... Una canción que se vuelve atonal, oscura, pretenciosa… para terminar extendiéndose (al dope) y así bajar el telón en forma inopinada.
En resumen, A Scarcity of Miracles no está mal si lo consideramos solamente como una nueva jugarreta de Fripp, un disco con buenísimas instrumentaciones e intenciones –aunque bajo en el nivel compositivo (situación que se viene repitiendo en los últimos 15 años de su carrera…); ahora, si consideramos a A Scarcity of Miracles como un nuevo disco de King Crimson no quedará más que rendirse a la triste verdad de que éste no es más que un nuevo retroceso en la historia prestigiosa (e intocable) del Rey Carmesí, un álbum bastante menor, que no pasará a la historia y que está lejos hasta de The Power to Believe, el anterior capitulo de la saga. Habrá que seguir esperando, entonces…
Emiliano Acevedo.-
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