¿De qué hablamos cuando hablamos de este disco nuevo de
Aerosmith? ¿De que sintetiza lo mejor de su historia o de que no aporta nada
nuevo a este mito del rock que ya carga 40 años sobre su espalda? Obviamente,
ambas afirmaciones no estarían erradas. Como sabemos, la carrera de este grupo
de Boston se podría dividir fácilmente en tres etapas perfectamente delineadas:
sus época setentosa, ruidosa y llena de excesos, cuando crearon un hard rock con influencias stone y mucho de música negra, un
proceso que quedaría reflejado en discos clásicos e imprescindibles como Toys in the Attic (1975) o Rocks (1976); luego, un intermezzo decadente a partir de 1979 y
primeros ´80, donde el grupo divagaría sin rumbo fijo, con dos nuevos
guitarristas sustituyendo a los evadidos Joe Perry y Brad Whitford; y por
último, el triunfal retorno glam del
quinteto original, con el mensaje bien careta de Steven Tyler y Perry –cuando
éstos dejaron atrás su época de Toxic
Twins- y un sonido híper pulido y
comercial, que se inicia con Permanent
Vacation (1987), un exitoso álbum que marcó a fuego la estética e
intenciones artistas del grupo en los últimos 25 años. Pero, paradójicamente, quizás,
esto también haya sido el inicio de la ruina de Aerosmith, ya que el grupo fue
perdiendo, paulatinamente, credibilidad ante el público del rock -a pesar del
que nunca mermó el éxito de sus giras y sus conciertos multitudinarios-, un
proceso que se acentuó con la edición de discos poco convincentes como Nine Lives (1997) o Just Push Play (2001), y de
la híper cursi balada ("I Don´t Want to Miss a Thing", 1998) compuesta para la banda sonora de ese bodrio llamado Armaggedon, además de atravesar una
etapa intermitente de poca creatividad, amagues de separación definitiva, y
algunos escándalos mediáticos y problemas de salud de Tyler. Fueron años en los
que Aerosmith se convirtió en una caricatura decadente del buen grupo que
alguna vez fue, y más allá de las buenas intenciones de Honkin´ on Bobo, su cd de covers
de blues, editado en 2004, casi nadie esperaba nada nuevo (y bueno) de esta
banda. Y ahora, 11 años después de su último álbum de estudio con composiciones
propias, llega este Music From Another
Dimension! En sí, un disco desigual que contiene un número elevado de
baladas, pero también algunos rocks que sí valen la pena y señalarían el camino ideal
para el grupo, si deciden seguir en activo. Sin embargo, las últimas
declaraciones de Joe Perry desmentirían esta posibilidad, ya que dijo que éste,
muy posiblemente, “haya sido el último
álbum de la carrera de Aerosmith”. Un punto final un tanto desparejo, por cierto….
La historia de este Music
From Another Dimension! arranca en 2006, con el inicio de numerosas e
infructuosas sesiones de grabación, que incluyó cambios de productor en el
medio (Jack Douglas en lugar de Brendan O´Brien), antes de poder terminar el
álbum, que sería adelantado con el lanzamiento del primer single “Legendary
Child”, en mayo de 2012. Además este disco incluye el regreso de compositores
externos de oficio, como Diane Warren, Desmond Child y Jim Vallance, quiénes
habitualmente marcaron el pulso comercial y ganchudo del grupo, ayudando a la
dupla Tyler y Perry a crear hits, desde Permanent
Vacation en adelante.
VIEJOS, PERO AUN
BUENOS (A VECES…)
Music From Another
Dimension! arranca con “LUV XXX”, un excelente rock descrito por el propio
Tyler como “beatlesco”, que además cuenta con una melodía atractiva y la
participación estelar de Julian Lennon, el hijo de John, en coros. Luego llega
“Oh Yeah!” un increíble número con clara influencia stone, otra una canción con mucho gancho comercial e indudable
calidad. Hasta acá, sin dudas, es el mejor comienzo de un disco de Aerosmith en
años… El tercer tema, “Beautiful”, es bueno aunque parezca un outtake de Nine Lives. Luego nos chocamos con la primera balada del disco:
“Tell me”, un corte lindo y bien FM. “Go Out the Lights” intenta recrear la
onda canchera de “Same Old Song and Dance”, el rock clásico del grupo de 1974,
pero termina convirtiéndose en un revoltijo en el que Aerosmith no hace más que
plagiarse a si mismo. Por fin, llegamos a la mencionada “Legendary Child”, un
rock bochinchero que ya se convirtió en un nuevo clásico de la banda, y
candidato obvio a cualquier Greatest Hits
que sea editado en los próximos años. No está nada mal, aunque tampoco sea una
canción como para arrancarse las mechas… Lamentablemente, “What Could Have Been
Done” no es más que otra balada que parece sacada de un concurso tipo American Idol, y que, obviamente, no
aporta nada bueno a este Music From
Another Dimension! Por suerte, Aerosmith retoma el buen pulso en “Street Jesus”, un dinámico
rock, aunque un poco repetitivo. De ahí pasamos, sin pausa, a “Can´t Stop
Loving You”, otro lento en la onda “What it Takes”, que cuenta con la
participación de la estrella country Carrie
Underwood, quién hace dueto vocal con Tyler. “Lover Alot” es un rock “marca de
la casa”, ideal para que el bocón Steve se luzca con otra buena perfomance. “We All Fall Down” es otra
balada, que incluye orquesta y pañuelos descartables para secarse los mocos.
Nada que ver con “Freedom Fighter”, un rock que sorprende con sus coros ala Bon Jovi (!), además de la
participación vocal del actor Johnny Depp, y que resulta atractivo aunque
termine siendo predecible.
Lamentablemente, el grupo insiste con las baladas en
“Closer”, otra canción del montón –en una onda ya escuchada mil veces antes- de
la que no vale la pena detallar nada. “Something” -nada que ver con el clásico
inmortal de George Harrison- es un boogie
oxidado que arranca con el clásico sonido del órgano Hammond y se termina
convirtiendo en una muy buena canción psicodélica y volada, en la que se luce
la base del grupo conformada por Tom Hamilton (bajo) y Joey Kramer (batería),
además del dueto guitarrero de Perry y Whitford, cuatro tipos que a esta altura
se conocen de memoria y tocan de taquito, entendiéndose telepáticamente y con
mucho feeling. Finalmente, Music From Another Dimension! se va en fade con “Another Last Goodbye” –sí,
otra balada-, un tema predecible y (¿lo decimos?) ho-rri-ble, al que dan ganas
de aplicarle el STOP reparador.
En resumen, como decíamos al principio, en este Music From Another Dimension!, Aerosmith
alcanza a redondear un disco ecléctico e irregular, que no decepcionará a los
propios, pero que ya no atraerá a los ajenos. Un buen álbum, que sería aun
mejor si no hubiera incluido tantas baladas decepcionantes.
La pregunta del millón sería: ¿Por qué no quisieron hacer un álbum potente de rock, sin baladas, como lo hicieron sus colegas de Kiss con Monster? Quizás, porque no se animaron a romper un concepto anquilosado que, evidentemente, ya no da para más. Triste, pero ya no tiene remedio...
La pregunta del millón sería: ¿Por qué no quisieron hacer un álbum potente de rock, sin baladas, como lo hicieron sus colegas de Kiss con Monster? Quizás, porque no se animaron a romper un concepto anquilosado que, evidentemente, ya no da para más. Triste, pero ya no tiene remedio...
Emiliano Acevedo.-
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