Luego de su paso por
En su primer
trabajo, la banda australiana se definió como una explosión de sonidos
lisérgicos y siderales que nos remiten sin escalas al escenario psicodélico
inglés de fines de los ‘60: la voz de Parker,
sorprendentemente lennoniana, es deudora de la fase más experimental de los Beatles con “Tomorrow never knows” a la
cabeza. Mientras que, tanto los ruidosos delirios instrumentales como los
recurrentes ecos espaciales son un enlace directo al Pink Floyd sesentoso y ácido de Syd Barrett. Asimismo, también
exhibe claros dejos de Cream y de Led Zeppelin. En Lonerism, sin dejar de lado las alusiones beatleras y floydianas,
la banda se suelta un poco más y va en búsqueda de un sonido propio, objetivo
que logra dando como resultado una trabajo coherente, dotado de una
originalidad que supera a la de su antecesor.
“Be above it”,
el tema que inaugura el disco, combina una melodía exageradamente relajada y
una base de batería híper excitada, siendo el producto final un mix inquietante
que nos advierte que lo que sigue puede llegar a sorprendernos. En “Endors toi”
es especialmente notoria la ascendencia de sus pares estilísticos
contemporáneos, MGMT, a quienes el
grupo acompañó en más de una gira. “Elephant”, el primer corte, enérgicos power chords de guitarra y firmes golpes
de bombo se unen rítmicamente en una marcha rockera que aplasta todo lo que
encuentre a su paso. Se trata del tema más convencional del disco, en
contraposición con la psicodelia voladora de “Music to walk home by” y “Nothing that has happened so far has been
anything we could control”. Entre sintetizadores,
guitarras superpuestas, baterías escandalosas y sonidos ambientales, la voz de Parker pierde claridad y se camufla
sutilmente con el conjunto, disipándose en el universo sonoro que propone Lonerism.
Un segundo disco
que explora nuevos caminos es siempre un movimiento arriesgado para una banda
que definitivamente comenzó su carrera con el pie derecho, ya que los caprichos
por experimentar pueden desembocar en errores contraproducentes.
La ambición del
líder de los australianos llevó a estos a abandonar la comodidad conquistada
luego de un excelente debut, y así avanzar audazmente hacia el desarrollo de un
estilo característico. Afortunadamente, la osadía de Parker devino en una gran obra que aleja a Tame Impala de ser catalogados como “banda retro” y, mediante una
síntesis entre el sonido psicodélico de los ’60 y una dosis del rock
experimental de nuestro tiempo, los convierte en los nuevos referentes de la
psicodelia del siglo XXI.
Juan Irurueta.-
1 comentario :
Me encantan. Grupazo, de lo mejor que tiene la música hoy en día. Es colocarse los auriculares, acostarse y disfrutar de esa psicodelia hermosa que componen.
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