Magos, Espadas y Rosas es el segundo trabajo discográfico de la banda, pero también su disco más popular, con mas de 5 millones de copias vendidas, lo que posibilitó la consagración de la banda más allá de ese círculo cerrado donde se desarrollaba la escena heavy nacional. A tal punto se venera este disco que en 2010 en conmemoración a sus 20 años de existencia se generó una regrabación del mismo con una gira enfocada fundamentalmente en dicho trabajo.
Sin embargo es necesario analizar todas las aristas que llevaron a la construcción de este disco como un fenómeno. Una de las causas centrales radica en la formación de la banda que desarrolló este trabajo. Fue una época de cambios para Rata Blanca, donde se tomó una de las decisiones más importantes de su historia, el cambio de cantante; ante la partida de Saúl Blanch y la definición de quien sería su reemplazante. En ese período de turbulencia y en medio de la tempestad, apareció el nombre de Adrián Barilari, quien por entonces era la voz del grupo Días de Gloria.
Y es así que con la fuerza y la precisión de Barilari, sumados a la capacidad y el talento de Walter Giardino en la viola, se convirtieron en los dos pilares de la formación más exitosa de la banda. Complementaban el grupo con gran capacidad y entrega Gustavo Rowek, uno de los bateristas más renombrados del metal argento, Sergio Berdichevsky en guitarra rítmica, Guillermo Sánchez en el bajo y la incorporación de Hugo Bistolfi en teclados.
Otro punto que favoreció la popularidad de la banda fue el desarrollo de un estilo innovador para lo que era el heavy metal y el hard rock nacional, consolidando, sobre todo en este disco, un acercamiento al power metal. Para quienes no estén familiarizados con el género, el mismo involucra un ritmo de baterías muy rápido, lo que lleva a la aceleración de todos los instrumentos, pero busca una mayor armonía con respecto al heavy metal, acercándose en algunos casos hacia lo sinfónico con mucha precisión y afinación. Dicho en las mismas palabras de Giardino: “La banda tiene la potencia y la rítmica de heavy metal sumadas a estructuras melódicas y armónicas de la música clásica. Escucho a Paganini, Bach, Mozart, Vivaldi y Beethoven con el mismo interés que a Deep Purple, Rainbow, Judas Priest, Accept y AC/DC”
En esa conjunción de influencias Giardino y Rata Blanca marcaron un cambio de imagen para el metal, sacando la idea del saber popular de que el género representaba algo inculto, ajeno de sentido; rompiendo de esta manera los prejuicios de la sociedad que condenaba al heavy a un espacio ínfimo dentro de la música local.
Además hay un punto determinante para definir al power metal vinculado a las temáticas de las canciones, relatando historias de mundos fantásticos, con toques medievales, llenos de magia e ilusión. Solo pensar en “La leyenda del hada y el mago”, himno metalero que abre el disco, y todas estas referencias se hacen presentes. Este tema funciona casi como una bandera de lo que es Rata Blanca y ha convertido a muchos jóvenes en seguidores fieles de la banda a lo largo del tiempo. Esa fantástica historia de amor, conocida ya por todo rockero argentino, donde Barilari se presenta al mundo y demuestra que tiene todo lo que se necesita para ser la voz del grupo. Una canción con un riff inmortal y con solos de guitarra que vuelan cabezas, a toda potencia y calidad.
Así también otra de las características que lo lleva al éxito radica en la calidad de cada uno de los temas que lo componen, siguiendo luego de esa fabulosa apertura “Mujer Amante”. Otro himno presente en el álbum, un tema que rompió estructuras, generando una canción de amor con toda la potencia y el sentimiento del rock. Una “balada metalera” que habla de la irrealidad del amor, que nos sumerge en un debate entre sueño y realidad. Tal vez sea este tema la principal razón de esa apertura del grupo más allá del ambiente del metal. Una canción en la que Barilari da clase, no solo de técnica, sino también de sentimiento.
En esa lista de éxitos aparece el tercer tema del disco llamado “El beso de la bruja”. Otro clásico de la banda, infaltable en todo recital, que se presenta también como exponente del power metal con una temática mágica donde un hombre se ve perseguido por una maldición. La batería estallando a toda velocidad, con enormes solos y riffs de guitarras de corte clásico.
A continuación aparece “Haz tu jugada”, un tema más heavy con algunos elementos góticos que genera un aura de misterio. Un gran tema, tal vez opacado por los grandes éxitos que lo anteceden en el disco. Allí se pueden ver mas presentes las influencias de Blackmore y de Rainbow en general.
El quinto tema del disco titulado “El camino del Sol”, se presenta como una canción metalera, pero muy sinfónica, con una gran participación de Bistolfi en la intro de teclados que van generando un sonido hipnótico. Luego suena “Días duros” un tema de hard rock, con mucho cuero y tachas, donde el estilo Rata se hace presente en los solos de Giardino y los espectaculares agudos de Barilari.
El disco cierra con un tema instrumental llamado “Por qué es tan difícil amar”, donde se puede apreciar ese poder que tiene la música de transmitir sentimientos y emociones en estado puro. Se pueden descubrir allí la nostalgia, la tristeza y el recuerdo del amor perdido, con una base de batería mucho más tranquila, con mayor presencia del bajo y los teclados y la guitarra contando penas.
Esta reseña busca el recuerdo de un trabajo que quedó marcado en la historia, con el respeto de toda la escena metalera y la valoración de multitudes que fueron creando ese fenómeno que hoy es Rata Blanca. Una banda muy castigada a lo largo del tiempo, pero que hoy a 25 años de su creación y fiel a su estilo, va demostrando que lo suyo fue y va en serio, constituyéndose como una de las bandas más importantes del rock y metal nacional.
Gustavo Rosatto.-
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