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martes, 9 de octubre de 2012

MUMFORD & SONS – BABEL (2012)

Mumford & Sons, junto con los Fleet Foxes y Bon Iver entre otros, forma parte de la oleada de artistas indie folk que viene haciendo ruido desde fines de la década pasada, reivindicando los aguerridos rasgueos acústicos, las armonías vocales y las camisas leñadoras. Babel, editado en septiembre de este año, es el segundo disco de los londinenses después del célebre debut Sigh No More (2009), ambos producidos por Markus Dravs, que también trabajó con Björk, Arcade Fire y Coldplay.
El sonido de la banda en términos generales no varió demasiado respecto de su ópera prima Sigh No More de doce piezas -quince en la edición deluxe, que incluye un cover de “The Boxer” en la que participa el propio Paul Simon-. La mayoría de los temas comienzan con la voz de Marcus Mumford, esta vez mucho más áspera y furibunda que en su trabajo anterior, sobre una base de guitarra acústica; luego el ritmo se impacienta para finalmente explotar en un gran despliegue instrumental en el que el banjo de Winston Marshall y la percusión, ejecutada por los otros tres miembros del grupo (el bajista Ted Dwane, el tecladista Ben Lovett y el mismo Mumford), cobran una importancia destacable. El primer corte, “I will wait” (hit asegurado), es un ejemplo de este esquema bipolar que alterna tranquilidad con una cólera apasionada. 
Sin embargo, el aspecto más destacable de Babel está en sus letras. El tema recurrente del disco es la esperanza: “Dame esperanza en la oscuridad y veré la luz / porque (los fantasmas), oh, me dan mucho miedo / pero aguantaré todo lo que quieras / sólo prométeme que estaremos bien”, implora "Ghosts that we knew". Asimismo, su contenido religioso es explicitado en “Holland road” (“cuando estoy de rodillas, aún creo”); “Lover’s eyes” (“caminaré lento / toma mi mano / ayúdame en mi camino”); y “Whispers in the dark” (“puedo ser un canalla, pero no un fraude, y así serviré al Señor”). Mumford también se muestra obsesionado con la búsqueda de lo verdadero: “Mi corazón puede ser una farsa, pero yo naceré desenmascarado”; “mejor no respirar que respirar una mentira”, exclaman el tema que da nombre al disco y “Broken crown”. Por otro lado, en “Hopeless wanderer” se enfatiza la idea de no sucumbir ante la desesperación: “Agárrame rápido / que soy un vagabundo desesperanzado / y aprenderé a amar los cielos bajo los que estoy”. Las referencias a la comunión de lo sublime con lo terrenal, claramente un vínculo con la Torre de Babel, construida con el objetivo de llegar al cielo, también se hacen presentes en la citada “I will wait” (“los días de polvo se volarán bajo este nuevo sol”; “conocer el suelo”) y en “Below my feet” (“mantén la Tierra bajo mis pies”).
Mumford & Sons ha logrado un trabajo orgánico y homogéneo que no tiene mucho que envidiarle a su predecesor. No es, por el momento, pertinente acusarlos de hacer un disco estéticamente demasiado similar al anterior, ya que recién van por el segundo y se encuentran en pleno desarrollo de una línea estilística que sigue una lógica que aún no están dispuestos a modificar. Siempre y cuando continúen con el deseo de alcanzar la gloriosa cima que plantea Babel, el tercer disco será anhelado de manera expectante. Esperemos que en su ambición de ascenso no les pase como a Ícaro y el sol les incinere las alas. 
Juan Irurueta.-

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